Gracias a la ingeniería y a su propia inteligencia, el ser humano ha logrado crear edificios increíbles, fortificaciones que han aguantado siglos en pie, incluso miles de años, como las pirámides, pero también han creado otras obras no menos impresionantes que han permitido su avance como civilización. Una de las más recientes es el canal de Panamá, un estrecho artificial creado hace más de un siglo en el país centroamericano, con la intención de reducir considerablemente el tiempo de viaje de los barcos entre el Océano Atlántico y el Pacífico, algo que ha traído consigo un gran impulso de la economía desde entonces.
Es una obra que ya en su momento se catalogó de “locura” y de ser “casi imposible” de llevar a cabo, pero que gracias al ingenio y a los avances en materiales y máquinas, se pudo terminar, propiciando una situación mucho mejor para el comercio entre los océanos y permitiendo que muchos lugares remotos de esa zona del planeta fueran más accesibles, con todo lo que ello conlleva. Es considerado como una de las obras arquitectónicas más espectaculares e importantes de toda la historia, y todavía hoy sigue siendo muy útil, especialmente tras su ampliación hace tan solo tres años, creando muchas más oportunidades para los barcos que lo cruzan cada día.
La construcción del Canal de Panamá.
Ya con la llegada de las tropas españolas en el siglo XVI, el itsmo de Panamá suscitó una gran expectación por tratarse de un lugar muy adecuado para conectar los dos grandes océanos, el Pacífico y el Atlántico. Sin embargo, no sería hasta finales del siglo XIX cuando una empresa francesa decidió probar a construir un primer canal. La cosa no salió demasiado bien, pero fue poco después, con la ayuda del gobierno norteamericano, cuando el tan ansiado canal vio por fin la luz, quedando inaugurado en 1914 y permitiendo así una gran expansión del comercio marítimo mundial, importantísimo en aquella época. Más tarde, se han ido realizando obras, ampliaciones y mejoras para permitir un mejor paso a grandes barcos por este canal.
¿Para qué sirve?
El canal de Panamá es una imaginativa y eficaz solución al problema que muchos barcos habían tenido desde el siglo XV a la hora de realizar una ruta hacia las Indias pasando por la vía americana. Hasta entonces, la ruta era mucho más larga y peligrosa, atravesando el Estrecho de Magallanes por la parte sur del continente, y gastando en ello mucho tiempo y fuerzas, sobre todo si la embarcación se dirigía a la parte norte de Asia y no al sur. Es por eso que con la construcción de este canal, países como China, Corea o Japón mejoraron sustancialmente su desarrollo y su comercio.
La solución es una de las más imaginativas que se han creado nunca para este tipo de canales, y es que se trata de varias esclusas en las que el agua va entrando y saliendo, llevando a los barcos de un extremo a otro del canal, elevándolos y bajándolos para sortear los desniveles. Esto se lleva a cabo gracias a la construcción de un lago artificial, el Gatón, justo en el centro de todo el canal, para que sea mucho más fácil utilizar el sistema de exclusas con el agua y así, pasar los barcos de un lado al otro.
El Canal de Panamá en la actualidad
Tras su construcción en 1913 y su inauguración un año después, el Canal de Panamá ha servido para mejorar el comercio marítimo mundial, pero también las conexiones con los países del Pacífico, una de las zonas más remotas del planeta. Este canal ha sufrido diferentes mejoras a lo largo de estos años, siendo una de las más importantes la inauguración de su fase ampliada en 2016, para permitir el paso de barcos más grandes. Esta obra para la ampliación del canal se ha llevado a cabo durante la última década y ha supuesto un gran desembolso económico.
Sin embargo, la inversión es totalmente plausible y una de las mejores formas de incentivar este tipo de comercio, muy utilizado por países como Estados Unidos, China, Corea del Sur, etc… Desde su inauguración, más de 700.000 embarcaciones han utilizado el canal de Panamá como una ruta segura y relativamente barata, ya que el peaje que se paga por el paso supone una cantidad ínfima en comparación a todo lo que se debería gastar una embarcación dando el viaje más largo, tanto en cuestión de dinero como en tiempo.
Las esclusas de Canal de Panamá
Las esclusas son la clave de la construcción y la eficacia del canal de Panamá, puesto que gracias a este sistema innovador se consiguió atravesar esos kilómetros que separan ambos océanos, a través de un sistema de subida y bajada de exclusas en las que el agua entraba y salía para elevar también el barco a unos 26 metros sobre el nivel del mar en su punto más alto, en el lago artificial Gatón, para luego volver a bajarlo ante la proximidad de las aguas del océano. De esta forma, el sistema no solo ahorraba mucho tiempo y dinero a los comerciantes marítimos, sino que también ofrecía una ruta mucho más segura y clemente en lo que al tiempo se refiere.